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En la inmediata cercanía de Vigevano sobre un alto terrado natural, que domina la cuenca del Tesino, se encuentra la Sforzesca, villa de caza y hacienda querida por Ludovico el Moro en 1468.
La instalación llama la disposición típica de los castillos con cuatro cuerpos de fábrica alrededor un corral central casi cuadrado y cuatro pequeños castillos (llamados Columbarios) a los ángulos, adornados por ventanas ogivales y frisos "en diente para piedras duras". Todo alrededor una extensión de haciendas cultivadas, canales de riego y molinos de agua proyectados por nada menos que de Leonardo da Vinci, huesped de cortijo a la fin del 1400.
La Lomellina es limitada por los ríos Sesia, Tesino, Po y por la línea de los fontaneros. De origen muy antigua, la fértil y lozana hacienda ha sido citada por Plinio y por los históricos famosos, quienes han dejado para los postreros las hazañas de sus poblamientos enérgicos y volitivos.
Gracias a la riqueza de agua del terreno, la cultivación del arroz tuvo origen en el 1500 y desde entonces es una de las principales actividades de la zona.
De Vigevano a Mortara, de Lomello a Sartirana así para todas las ciudades de la Lomellina, se pueden admirar y descubrir las insignes obras artísticas.
Vieja ciudadela fundada por los celtas, fue próspera durante la época romana y longobarda, cuando en el 590 se celebró la boda entre la reina Teodolinda y el duque Agilulfo; hacia siglo XII Lomello se transformó en una poderosa fortaleza de los condes (varias veces destruída y reconstruída). El centro de la ciudad conserva los escombros de las antiguas murallas y los prestigiosos monumentos medievales, por ejemplo la instalación religiosa de la basílica de Santa Maria Mayor, notable construcción del primer período románico lombardo (siglo XI) y del Batistero de San Juan ad Fontes (siglos V-VI): un antiquísimo edificio longobardo con los escombros de la original pila de San Miguel (siglo XII); por fin el castillo (siglo XV) que custodia las pinturas a fresco (siglo XVI) de prestigiosa manifactura. (Visitas conducidas: Domingo y días festivos 15.00/18.00 de marzo hasta octubre.)
Según los viejos itinerarios romanos Cozzo era nombrada Cuttiae. En la aldea había ya un castillo alrededor del año 1000. El fortín fue, por lo tanto, reducido al actual molde durante la segunda mitad del siglo XV, cuando Pietro Gallarati se hizo propietario. Aún hoy la misma familla Gallarati tiene la posesión del castillo.
Famosa en el iglo XI con el nombre de Terraforte, Sartirana fue sucesivamente feudo de Cico Simonetta, importante Cónsul de Francisco I Sforza. El castillo fue rehecho por Jacopo dal Verme y retocado en la segunda mitad del siglo XV, quien lo dotó de una torre con 12 lados y profundos matacanes.
Cerca del potente Castillo medieval (siglos XII-XV) de la noble familia Olevano, se asienta el Museo de Arte y de Tradición Campesina hospedado en un viejo edificio que en antaño era destinado para establo y para henil. El museo recoge los instrumentos agrícolas y artesanales utilizados hasta la mitad del vigésimo siglo en los campos de la región Lomellina, dispuestos en recostrucciones características del establo, de la quesería, etc.
La ciudad, importante lugar agrícola e industrial, tiene antiguas origenes medievales y es conocida gracias a su catedral dedicada a San Lorenzo construcción gótica del siglo XVI.
El interior presenta tres naves y apreciables pinturas de Bernardino Lanino, de G. Ferrari, y de la escuela lombarda del siglo XVII.
La iglesia de Santa Cruz, rehecha en 1586 por el arquitecto Pellegrino Tibaldi, conserva interesantes pinturas.
La abadía de San Albino, creada según la costumbre por Carlos Magno, fue restablecida en el siglo XVI, en el interior hay una pintura a fresco de Giovanni da Milano del siglo XV.
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